Hoy estamos bombardeados por cientos de imágenes y nuestros ojos no están educados para pararse, fijar la mirada, y pasar del mirar al ver, y del ver al contemplar.
Y en esta época de la imagen: Tú, María Ràfols, nos enseñas a ver la VIDA porque:
Miras al mundo con los ojos de Jesús y te entregas.
Y con mirada acogedora, conectas directamente con el corazón de los enfermos, los cuidas, y los esperas siempre con los brazos abiertos.
Contemplas y miras cariñosamente a los niños de la Inclusa, los escuchas, los atiendes y los quieres.
Con tu mirada firme y serena, emprendes caminos insospechados y te presentas en un campo de batalla a pedir alimento, aliento y esperanza para los presos políticos.
Con mirada sencilla, dulce y gozosa consigues que todos los que te rodean te noten cerca y se sientan importantes.
No dejas de mirar nunca a los que te necesitan, permaneciendo siempre a su lado.
Y hasta cuando terribles nubes negras te impiden ver la luz, sigues contemplando el cielo.
Siempre pusiste color a la luz de tu ventana.
¡Felicidades María Ráfols, porque miraste al mundo con amor!
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